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TIPOS DE OFRENDAS: OFRENDA ZAPOTECA

OFRENDAS DIA DE MUERTOS: OFRENDA ZAPOTECA
Buscas informacion sobre como elaborar tu propio altar para el dia de muertos, pues aqui te dejamos toda la informacion sobre la ofrenda zapoteca.

El altar debe tener diferentes niveles, por lo general el mayor siempre es una mesa y los inferiores suelen ser cajones de madera, todos estos elementos forman la base, la cual sera forrada con un lienzo de color blanco o papel de china decorado. Posteriormente se alza un arco por donde regresara el alma al mundo de los muertos.

Posteriormente se construye un camino con flores de zempoallixochitl (cempasúchil), desde la entrada de la casa hacia al altar, simboloza un camino que debe seguir las almas.

La comida se coloca en platones de barro dispuestos de dos en dos, muestra de la eterna dualidad existente en el mundo indígena, en este caso entre la vida y la muerte.
Se deja agua en un vaso o una jícara para que las ánimas sacien su sed, después del largo viaje desde el más allá hasta la ofrenda. La quema del copal o del incienso permite o propicia la unión con el cielo a través del humo que sube desde la tierra.
En los altares se colocan velas o veladoras, plátanos, nueces, jícamas, nísperos, naranjas, manzanas, tortillas, tamales, chocolate, pan, refrescos, así como botellas de mezcal y cigarros si al difunto le gustaban. Todo se adorna con flores y cruces. Algunas familias coronan la ofrenda con la imagen del santo de su devoción y el retrato del difunto.

El "pan de muerto" es alimento indicador de la vida que se recibe a través de la muerte, como un producto derivado de los cereales, plantas que "renacen" después de descomponerse en el seno de la tierra.
Con sus mejores ropas, el primero de noviembre, todas las familias inician un serie de visitas tanto al panteón como a la casa de familiares y amigos para intercambiar comida, bebida y pequeños obsequios. Junto a las tumbas decoradas con flores, velas, veladoras y ofrendas, todos comparten fruta, pan y tamales, mientras se escuchan por un lado los rezos pronunciados por un sacerdote o por "rezanderos" si así lo dispone la familia, y también la música de las bandas que tocan a cambio de un poco de mezcal.

Los difuntos llegan precedidos por sus propias autoridades, equivalentes a las de los vivos. Por ello, cuando se considera que ya han llegado las almas, los dirigentes de la comunidad van al cementerio a invitarlas; cuando terminan los rituales regresan para encaminarlas en su viaje de retorno al mundo de los muertos. Es creencia que cuando la gente vuelve a su casa después de su primera visita al panteón las almas los acompañan para probar los alimentos de la ofrenda.

Se ayuda a regresar a los muertos al lugar de donde vinieron con la realización de comparsas de enmascarados, ahuyentando sobre todo a las que no se quieren ir. Los danzantes visitan las casas de la comunidad durante la noche, representando sátiras con diálogos en verso y bailes. A cambio, las familias les regalan comida y bebida.

La celebración culmina generalmente con la asistencia al camposanto el dos de noviembre, aunque este día a veces sólo es parte de un ciclo de visitas muy festivas al cementerio que incluyen arreglos florales en las tumbas, música, juegos mecánicos y la venta de comida así como productos diversos.
También continúa la visita en las casas, que se convierten en centros de reunión y fiesta donde se intercambian los productos de la ofrenda. Estas reuniones y el intercambio de "muertos" son motivo de la distribución de grandes cantidades de comida y alcohol, de tal forma que gran parte de la población adulta se emborracha en esos días. Beber en exceso no es un acto individual (cuando lo es generalmente tiene un valor negativo), sino una actividad de grupo que, periódicamente, revitaliza de esa forma su cohesión social.

Entre todo este movimiento y agitación cabe resaltar que, por un lado, las fiestas propician el mantenimiento y la solidez de las relaciones sociales comunitarias, incluso entre aquellos que han emigrado lejos por razones económicas, los cuales regresan "a su tierra" a participar en la celebración. En segundo lugar, subrayan la importancia del principio de reciprocidad propio de los sistemas económicos indígenas, en el que toda la sociedad realiza una considerable inversión de tiempo y dinero en bienes y servicios que se redistribuyen entre numerosas personas, lo cual, entre otros eventos, les ha permitido enfrentarse a condiciones económicas y sociales adversas.

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