Perro típicamente inglés, convertido en símbolo de esta nación desde el Campeonato Mundial de Fútbol de Gran Bretaña en 1966. Es el fruto de una minuciosa selección que ha hecho de él un perro interesante en su fealdad. Dócil, manso, perezoso y amante de la comodidad, el bulldog de hoy sólo se asemeja en el físico a su feroz antepasado que, hasta la mitad del siglo pasado, combatía en las arenas contra los toros en sangrientos espectáculos. El fruto de la selección ha dado a esta raza anomalías permanentes. Presenta un tercio anterior ancho y potente y una pelvis estrecha y fina de modo que visto desde arriba tiene la forma de una pera en la cual el cabo esta en la cola. Además, ninguna otra raza tiene un tamaño de cabeza en proporción al cuerpo- tan grande como para hacer difícil el parto, que habitualmente se lleva a cabo por cesárea.
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